miércoles, 13 de febrero de 2008

De Vuelta...

Y si...en algún momento había que aparecer no?
Y mientras termino de organizar las fotos de las vacaciones, dejo algo que leí durante mis vacaciones. Es del libro "Las Cortesanas"
Es la segunda vez que lo leo y me deleito tanto con las historias de Madame de Pompadour, La Mogador, Verónica Franco, etc. que elegí este texto que cuenta las andanzas de otra de estas Mujeres.


DESCARO

UNA PROPOSICION INDECENTE

En 1906 la bella actriz y demi-mondaine conocida como la Lanthélme recibió a Misia Sert en su salón. Entre las muchas ironías de este encuentro, la Sert sabía que recientemente la elegante casa de la Rue Fortuny, tan cercana al moderno parque Monceau, y los muebles del siglo XVIII que contenía habían sido regalados a la Lanthélme por Alfred Edwards, su marido. Misia, productora teatral y poseedora de un gran carisma, estudió a la amante de Alfred cuidosamente. Copió su estilo de vestimenta y hasta ensayó un dramático discurso. "Usted tiene el corazón de una mujer", había planeado decirle, antes de exigirle "¡Devuélvaselo!" Pero nunca fue capaz de pronunciarlo.
Que haya fracasado en su intento de comprender las maneras mundanas de su rival es entendible. Nacida como Mathilde Fossey, la Lanthélme, hija de una prostituta, fue criada en el burdel de ésta, donde empezó trabajar a los catorce años. Toda su vida mostró una independencia tan valiente como extraordinaria. Rechazando la profesión que el destino le había asignado, se presentó al Conservatorio para estudiar arte dramático. Cuando, después de unos años, su gran talento se hizo evidente y se le ofreció un puesto en la Comédie Francaise, lo rechazó y eligió actuar en los teatros más populares de los bulevares de París. Rápidamente se ganó el favor del público, especialmente interesado en el hecho de que se sabía que ella era amante tanto de hombres como de mujeres.
Admitida dentro del salón luego de que la mucama de la Lanthélme comprobase que no iba armada y después de esperar en el recibidor bajo un elegante retrato de la asombrosamente bella actriz, pintado por Boldini, su rival hizo su entrada y Misia se sintió, una vez más, inerme. De inmediato la Lanthélme derramó toda clase de cumplidos sobre la esposa de su amante, y tras discutir de forma brillante sobre la temporada teatral, le preguntó en que podía ayudarla. Confusa, Misia simplemente le dijo que había ido a hablarle de su marido.
"No hay nada de que preocuparse -dijo la Lanthélme-. Él apenas me interesa" Después, sin embargo, añadió: "Querida, se lo dejo si cumple tres condiciones: quiero ese collar de perlas que lleva, un millón de francos...y a usted."
Sorprendida, Misia se quitó el collar y, haciendo caso omiso del último pedido, le prometió a la Lanthélme que recibiría un millón de francos en pocos días. Pero unos momentos después de que regresara a su mansión, recibió un paquete que contenía el collar. Dentro había una nota escrita en un papel amarillento en la cual la Lanthélme le decía: "He decidido olvidarme del dinero y devolverle el collar. Sólo quiero que cumpla con la tercera condición."

0 comentarios: