lunes, 28 de septiembre de 2009

SENTIDO Y SENSIBILIDAD



Domingo de lluvia y mucho frío. Enciendo la tele y encuentro una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Es clásica y no mucha gente se la puede llegar a fumar. Es la maestra de Jane Austen y sus historias llenas de finales felices. Ese mismo tipo de finales fue el que buscó durante su corta vida para su propia historia, sin poder llegar a encontrarlo.

En esta escena: Marianne (sensibilidad) sufre por amor. Willoughby se casó con una chica rica. Marianne se entera que la casa en la que está parando queda muy cerca de la de quien le ha partido el corazón. Espera que todos los que están al tanto de su sufrimiento, incluyendo su hermana Elinor (sentido) se distraigan. Entonces emprende una caminata hasta la colina por la que se ve la casa de Willoughby y ahí mismo le recita el soneto 116 de Shakespeare. Es tragedia en su punto más puro. Y así como esta escena hay tantas otras que provocan un mar de lágrimas en mi cara...

Este es el soneto con su traducción (libre)

Let me not to the marriage of true minds
Admit impediments. Love is not love
Which alters when it alteration finds,
Or bends with the remover to remove:
O, no! it is an ever-fixed mark,
That looks on tempests and is never shaken;
It is the star to every wandering bark,
Whose worth's unknown, although his height be taken.
Love's not Time's fool, though rosy lips and cheeks
Within his bending sickle's compass come;
Love alters not with his brief hours and weeks,
But bears it out even to the edge of doom.
If this be error and upon me proved,
I never writ, nor no man ever loved.

Que para la unión de las almas sinceras
yo no admita impedimentos. El amor no es amor
si se altera al enfrentar la alteración,
o flaquea cuando el que parte se aleja:
¡Oh, no! Es un faro siempre en pie,
que ve pasar las tempestades y nunca es derribado;
es la estrella para el navío a la deriva,
de valor incalculable, aunque se mida su altura.
El amor no es juguete del tiempo, aunque el carmín de labios y mejillas
caiga bajo el golpe de su guadaña;
el amor no se altera con sus cortas horas y semanas,
sino que todo lo soporta hasta el final de los tiempos.
Si estoy errado, y que eso se pruebe,
yo nunca he escrito, ni ningún hombre ha amado.

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