lunes, 25 de mayo de 2015

SECUNDARIA I

Tengo poco tiempo hasta que hierva el agua de los ravioles. Hoy es 25 de mayo. Hubo festejos por doquier. San Telmo estalló.

Yo me quedé en casa, con Lola. Los 3 días de "vacaciones" absolutamente cagados por los profesores de Lengua y Literatura, Biología y Geografía. ¡Y todavía falta Historia!

Y como para arrancar el secundario y cierre de primer trimestre, le clavaron una próxima semana llena de pruebas.

Entonces hicimos un cronograma. Cómo estudiar para las 4 pruebas. Me metí en Google y pregunté, ¿Cómo estudiar? 
Saltaron las fichas, los apuntes, resúmenes, etx. Tuvimos que empezar desde el principio: Aprender a estudiar. Y nos tomó muchas horas. Hablo en plural porque la verdad que siento que estoy haciendo el secundario nuevamente, junto a mi hija.

Y así nos pasamos el fin de semana largo. Estudiando, perdiendo la paciencia. Cuestionando, interrumpiéndonos mutuamente. El momento pico se dio cuando Lola rompió en llanto por el agotamiento: "No voy a aprobar, voy a repetir de nuevo..." Y a mí se me partió el alma al verla tan frustrada y estresada. Entonces hubo abrazos y caricias para que baje, para que se calme, para que sepa que esto es una prueba más que nos pone la vida en el camino.

Probamos con Mozart. Pareciera que el ritmo de la música ayuda. No solo con el ambiente, sino con la forma de pre-disposición que uno adopta. Generamos la atmósfera. Vimos videos y documentales. Hicimos de todo.

Y ahora cerramos. Con una peli y ravioles con salsa rosa. Un malbec y gaseosa con burbujas para la pequeña gigante.

Gigantic, como cantan los Pixies...


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