martes, 15 de marzo de 2016

MASTER YODA

Cuando te peleás con alguien después de los 40, es porque algo muy grave ha acontecido entre las dos partes.
Anoche discutí con una amiga del alma. De esas que hace mucho tiempo sos amiga. Llegamos a levantarnos la voz. Hasta mi hija se dio cuenta que algo fulero estaba pasando. Mi hija se angustió: "¿No vas a ser más amiga de ella?" Me preguntó.
Yo lo tomé con gracia. ¿Pero cómo me voy a pelear con mi amiga? ¿Estás loca? Solamente discutimos y la situación se puso acalorada.
La vida me ha enseñado que cuando la cosa entra en ebullición, hay que apagar el fuego. La vida también me enseñó que cuando querés disfrutar de una comida, hay que esperar a que se enfríe un poco. De esa manera, podemos disfrutar los sabores y no se nos quema el paladar.
Entonces cocino, apago la hornalla y en 20 minutos, comemos.
Lo mismo aplica con las discusiones. Si llegamos a un punto de ebullición, hay que apagar y esperar a que se enfríe.
Hace 13 años que mantengo a mi hija sola. El padre pulula por el éter sin registrar que acá estoy yo, su hija y una casa, con todas sus cuentas para mantener. Además de las adversidades que puedan llegar a surgir.
Cabe aclarar que mi familia materna ha sido de gran ayuda. Sola sola, no hubiera podido. 
El padre de mi hija es ansioso de nacimiento. Y frente a un problema a solucionar, para el cual, he tomado parte activa y encarado misión diplomática, me dice que está todo igual. Que nada se solucionó.
Entonces le dije que la palabra clave es "Paciencia". Algo que nos cuesta a todos los seres humanos. Y aclaro que es "Algo que a vos (el padre de mi hija) te falta entrenar"
Y tuvo el tupé de decirme "Y a vos también"
A lo que respondí: "13 años sin cobrar un peso de alimentos. Sin llevarte a la corte. Esto es algo que podremos arreglar sin la necesidad de un juez" Hablame de paciencia.
En whatsapp veía que escribía. Al rato me pone: "Reply deleted. Good Night"

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