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miércoles, 17 de diciembre de 2008

LA CHICA DEL SEMAFORO (y la puteada del día)

En verano Lola va a la colonia, mi recorrido mañanero ha cambiado.
La gira de lunes a viernes: Caballito - General Paz y Libertador - Chacarita - General Paz y Libertador - Caballito. Los jueves agregamos un Caballito - Chacarita luego del primer Chacarita, porque voy hasta terapia, en pleno parque Rivadavia, al mediodía.
Tengo un recorrido armadísimo desde General Paz y Libertador hasta Chacarita: Besares, 11 de Septiembre, Iberá, O´Higgins, Monroe, Ciudad de La Paz, Juramento, Moldes, José Hernández, Elcano, Av. De los Incas, 14 de julio, Triunvirato, trabajo. Son tantas vueltas y revueltas que hoy manejé super confiada todo el trayecto (ya no saco el papelito con tooooodas las calles) y por supuesto, me comí una calle - me re pasé, pero pude volver al track en cuestión de tres cuadras o una vuelta manzana.
Esta tarde, volviendo de General Paz y Libertador, habiéndo bajado por autopista Lugones - salida Dorrego hasta Av. Juan B. Justo y Santa Fé, me encontré con esta chica del semáforo y su bebé precioso. Ya van dos veces que nos cruzamos. Su malabar: cargar al niño e ir auto por auto, lo más rápido posible, pidiéndo lo que sea: monedas, agua, pañales, carilina, etx.
Hoy se acercó a la calabaza. Y lo primero que apareció fue su bebé, que daba justo a la altura de mi ventanilla. Charlamos lo que duró el semáforo. Le pregunté si estaba siempre ahí. Me dijo que sí y que hoy había tenido que pedir un pañal en la farmacia y que se lo habían dado. Todo este tiempo, su bebé no paró de sonreir, mientras yo lo agarraba de una de sus piernitas y lo pellizcaba. Es que daba ganas de agarrarlo y pellizcarlo todo, durante toda la vida, para que no dejara de sonreir.
Lola va a la colonia y tiene que usar protector solar. Nos enviaron una nota a todos los padres. En cuanto llegamos a Caballito, guardamos el auto y pasamos por la farmacia. Compramos un protector solar (que caros que son!!!) y un paquete de pañales. Llegamos a casa y juntamos ropa de Lola que no usará más, en una bolsa que quedará en el auto, junto con los pañales hasta que mañana pasemos por el semáforo de Juan B. Justo y Santa Fé.

Y la puteada del día: va dedicada a un taxista que se coló en el giro de Warnes y Scalabrini de Ortíz, quedándo en doble fila, parado, esperando para girar mientras obstruía el paso a todos los que teníamos el semáforo en verde y no queríamos girar.
A todos los que hacen este tipo de avidadas: Andate a la puta que te parió!
Lola ya sabe muy bien de qué se trata el tránsito. Viaja todos los días conmigo y charlamos. Hace preguntas, se interesa por saber que es lo que pasa, sobre todo, cuando su madre habla sola. Entonces se pone bueno. Hay que cargarse de paciencia y explicar y responder a los porques de absolutamente toda maniobra/acto, si se concentra. Otra veces, disfruta de la música. Pero sabe que no me tiene que distraer y que cuando estamos en el tránsito (así le dice) hay que prestar mucha atención y también hay que estar atento a todo lo que hacen los demás conductores. Lola sabe, que hay gente que conduce muy mal, que no respeta al prójimo y se merecería unos cuantos puntos menos en su licencia de conducir. Y también sabe, que cuando yo puteo es porque el moco fue demasiado grande.

jueves, 24 de abril de 2008

CLASES DE EDUCACION VIAL

Suelo descargarme mucho en el tránsito. Lo aprovecho. Soy de putear al que se manda un moco pero también he aprendido a pedir disculpas por los míos o bien, a sacar la manito por la ventana, algo bastante efectivo en estos casos.

Desde el viaje al sur, he ganado confianza en lo que a manejar respecta. Manejo rápido y disfruto mucho de hacerlo cuando el tránsito fluye. En la ciudad o en la ruta. Eso si: tiene que fluir, caso contrario, mis nervios se exacerban y no puedo callar.
Pero me dí cuenta que al pasar a buscar a Lola por el colegio y volviéndo a casa, ya no propino ninguna puteada a cualquier mamon en mi camino. Bien.
El tema está en que de todas maneras, no puedo callar mi opinión, así que ante cada comentario mío, se viene la pregunta de Lola y por ende, la explicación. (Si, si...Hay que hacerse cargo) Y además, me ha llevado a ser más conciente a la hora de manejar, porque si me quejo o me enojo, tengo que tener razones válidas. No da para decirle a Lola que aquel tipo es un peligro porque es un tarado...
Sin embargo, de la explicación al embagalle hay un segundo...
Hace unos días y en cuestión de 10 cuadras, tuve que contarle acerca de la prioridad entre los que van por la derecha y la izquierda. Por qué cada vez que doblamos se escucha un ruidito "ti-tu-ti-tu-ti-tu", lo cual te lleva a repasar luces de giro y freno, además de baliza y marcha atrás. No uso tanto la bocina, pero si la llego a usar se me viene un:

Lola:
Mamá: ¿Vos fuiste la que tocaste bocina?

Ale:
Y si...Le tenía que avisar a ese (imbécil en mis adentros) señor que de tanto hablar con su compañero, se me estaba viniendo encima y no se daba cuenta...

Lola:
Manejar es muy importante ¿no ma?

Ale:
Claro. El tema es que hay que prestar mucha atención no solo a como uno maneja sino a todo lo que pasa alrededor.

Lola:
Yo cuando sea grande, voy a tener un Twingo rosa chicle y te voy a pasar a buscar por el trabajo.

Ale:
¡Dale! (Y pienso: ¿Cómo será Lola el día que maneje?)