miércoles, 18 de junio de 2008

LA VIDA...ESTILO MILONGUERO

Hace unos cuántos días que no siento mucho. Será porque estoy atravesando un gran bajón en mi vida? Voy transitando casi en automático, pero por momentos me digo a mi misma que es justamente la vida, la que me depara millones de oportunidades. Y con esta frase, que adopté como leitmotiv, me muevo la mayor parte del día. Hay momentos en los que agarraría todo y me iría bien lejos. Pero por experiencia, se que las distancias no eliminan el sentir. No hay palabras, acciones y gestos que le den un poco de paz a mi alma. Tan solo me quedo mirando al vacío y pienso una y otra vez en todos los pasos que di, y en los que no volvería a dar. Me volqué nuevamente al tango. Me re encontré con la música y aunque cuando lo escucho me pongo triste, cuando lo bailo, dejo este mundo…Quiero aprender a bailar como hombre. Pido que no deliren como lo ha hecho mi hermana, diciendo que ahora me iba a convertir en una “butch”. Ayer fui a una milonga queer en San Telmo. Me senté a tomar una cerveza y me puse a mirar. Apenas salí de casa me dije: “Haz que esta salida, cambie al menos un cachitín tu vida” Observé a las chicas como bailaban entre ellas y entre tango y tango, intercambiaban sus roles. Y me gustó. Pero me da la idea de que debe ser algo difícil ponerse a bailar desde otra posición cuando durante 10 años (en mi caso) estuviste bailando en la misma…
Después de un rato mirando la pista, me encontré con lo que había ido a buscar: EL ESTILO. Había una chica. Tenía puestos unos pantalones de vestir de hombre, una camisa gastada. Su pelo largo hacia atrás y una riñonera colgando. Si, bastante masculina, pero mujer al fin. Estaba tratando de bailar el rol de mujer, pero le costaba. Al tango siguiente mis ojos volvieron a enfocarlas. Ahora ella era la que conducía. Las seguí por toda la pista y no pude evitar sonreir. Era eso. Ese estilo que tenía para llevar a su compañera! Y mientras bailaban y metían pasos, reían como dos cómplices de un juego muy bien llevado en el que solamente los que están bailando, lo saben jugar.
No era artístico ni estilizado, ni hubo piruetas sobre la pinotea. Tan solo pasó su brazo por la espalda de su compañera y ese abrazo “disimulado” permitió que la que estaba conduciendo, le hiciera hacer a su compañera, todo lo que la música le transmitía. Siempre con una caminata muy milonguera y hasta por momentos, atrevida. Me iluminé. Me sentí bien. Eso es lo que yo quiero bailar!!! Así…Todo parecía tan fácil, tan gustoso…Al rato me fui. No bailé con ella. Quizás la próxima. Seguro.

1 comentarios:

Mariana dijo...

Música: Astor Piazzolla
Letra: Jorge Luis Borges

Tango que he visto bailar
contra un ocaso amarillo
por quienes eran capaces
de otro baile, el del cuchillo.
Tango de aquel Maldonado
con menos agua que barro,
tango silbado al pasar
desde el pescante del carro.

Despreocupado y zafado,
siempre mirabas de frente.
Tango que fuiste la dicha
de ser hombre y ser valiente.
Tango que fuiste feliz,
como yo también lo he sido,
según me cuenta el recuerdo;
el recuerdo fue el olvido.

Desde ese ayer, ¡cuántas cosas
a los dos nos han pasado!
Las partidas y el pesar
de amar y no ser amado.
Yo habré muerto y seguirás
orillando nuestra vida.
Buenos Aires no te olvida,
tango que fuiste y serás.

Si tenés ganas me pasas la dirección de ese lugar?