martes, 1 de abril de 2008

HOME IS WHERE YOUR HEART IS

Ayer terminé de darme cuenta que realmente soy urbana. Me gusta la ciudad, por más de que a veces me sienta ahogada, saturada, llena de smog, atomizada...(puedo continuar), pertenezco a la ciudad. En cualquier parte del mundo, pero en la ciudad.
Rememorando una charla acerca de qué lugar elegiríamos para vivir y atravesándo esos momentos de "atomización urbana", la zona norte se hizo presente: Martínez, Vicente López, La Lucila u Olivos, suenan como destinos llenos de aire más limpio, otro estilo de vida, jardín, y demases escenarios dignos de tardecitas en el verde, asaditos y ruido a pajaritos.
Hasta ahí, suena hermoso.
Resulta que en la oficina tuvimos visitas del exterior y como estamos atravesando una transición entre el lugar que ocupamos hoy día, que es prestado e impresentable, y nuestro lugar definitivo, que se encuentra en remodelación, mi jefa optó por una oficina virtual en Olivos. Divino.
Y para llegar, en un pedo con el auto dado que por lo general, la mayoría entra a la ciudad a esa hora de la mañana.
Pero ayer, cuando emprendí el regreso a casa en la hora pico de un día lunes, pude ver a los habitantes de zona norte y el viaje que emprenden día a día con tantos otros miles para poder llegar a sus "oasis" desde el centro de la ciudad y mamaaaa...Son miles de autos, colas interminables, atascos, mas una centena de incapaces que manejan para el traste.
Entonces me iluminé, tuve una visión de como sería el día a día de un viaje así para mí.
Hay mucha gente que te tira la del tren y la del bondi. Pero no. No lo soportaría. Imagino como me pondría si debo meter el auto en el taller y moverme en bondi hasta capital. (No puedo parar de reir....)
Además, ya experimenté el vivir fuera de la ciudad. Me mudé de Londres a Essex (el condado de al lado) y tenía al centro, un tren que en media hora me dejaba OK. De hecho, laburé unos cuantos meses en London, viajando en tren todos los días y con tacos, de parada, toda la media horita. Y lo sufrí. Llegó un momento que me harté y supliqué que por favor volviéramos a la city.
Así que no volveré a cometer el mismo error. Ni llegaré a buscar locación por esos pagos. Me quedo en la ciudad. Aunque a veces, no me la banque. Entonces agarraré el auto (hay veces que me cuestra creer que tengo un auto) y me iré en busca de un respiro para después volver sabiendo donde está mi lugar.

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