domingo, 9 de agosto de 2009

LA LUNA GIRA POR CORRIENTES UN DOMINGO POR LA MADRUGADA

Esta ciudad es mi preferida. He viajado y conocido muchos lugares pero no hay nada que supere la noche porteña. En esta ciudad hay opciones, personajes y lugares para todos los gustos.

Y en cuanto a estados de ánimo, luego de unos días en las "Puertas de Moria"*, salir por un poco de aire fresco y diversión es lo mejor de lo mejor para exorcizar-se. Como siempre digo, bailar para limpiar-se. Toda una noche entera, sin parar. Y no hay más dolor de cuello, ni pesadez corporal y/o mental. Es tribal, es ritual.
La noche comenzó en Kim y Novak o también conocido como "El Kimmi", en Palermo - Pacífico. Sin duda, un lugar algo fuera de lo común con ciertos toques bizarros. El anfitrión de la noche fue nada más y nada menos que Arielito, también conocido en la década del 90 como La Vogue. Arielito merecería una crónica aparte porque es uno de esos personajes con quien he compartido momentos memorables y por demás hilarantes. En esta oportunidad fueron los "altos" desfiles en el medio del pasillo del tren hacia Haedo, un lunes a las 8 de la mañana luego de haber bailado toda la noche en Bunker (remember?) con un cuartito de pepas, que le llevábamos de regalo a su madre. Pasó la década, pasó Madonna y su Vogue, cerró Bunker, alguna gente desapareció pero la mayoría nos reciclamos y nos encontramos tiempo después, nuevamente, en la noche porteña y del mismo modo. Recordando maravillosas anécdotas.

Luego de ser recibidos y encontrarnos con algunas caras conocidas en el lounge, fuimos hacia el sótano y tomamos posición estratégica: la barra al pie de la escalera. Por supuesto, podés monitorear todo desde ahí: baños, barra, DJ, gente que decide visitar este submundo. Chicas muy lindas, algunos chicos jóvenes y otros algo mayores con cara de serios. A nuestro lado, dos travestis se sentaron y una de ellas me saludó. Su compañera pidió un trago y nos convidaron con lo cual, quedaron integradas. Mientras tanto, una chica bajaba la escalera acompañada de una marioneta del pájaro amarillo de Plaza Sésamo con quien bailó todo el rato que estuvimos mirando esta pintura surrealista. Lo mismo pasa en los baños. Hay dos pero ninguno tiene su correspondiente cartel. Uno de estos hombres mayores de perfil serio salió del baño, se acercó hacia nosotros y nos dice: "Esto no te puede pasar una noche de sábado adentro de un baño!!! Me invitan a Rosario!!! Buenísimo pienso!!! Nos vamos de gira a Rosario dale, dale, dale!!! Pero no me iba a ninguna gira. Me acabaron de invitar a un velorio!!!" El hombre se fue a seguir distribuyendo su anécdota mientras una de las travestis se bajaba los pantalones para mostrar su increíble retaguardia! Impensable. Pero la cereza de la torta se la lleva quien les escribe. Porque en cuanto los pantalones volvieron a su lugar, esta chica se levantó el sweater que llevaba puesto, se lo levantó -repito-, se corrió el corpiño mostró sus pechos y agarró mi brazo para que se los pudiera sentir!!! A esta altura de la tertulia, mi hermana soltó su caipirinha, una carcajada y dijo: "Esto es lo más bizarro que ví en mi vida!" Por supuesto que yo mantuve mi decoro en todo momento. Soy una chica digna. Y mi brazo pude correrlo hacia su cintura y evitar el escándalo...
Y en el medio de la minipista una chica pasaba rebotando. Como si todo estuviera en un solo lugar. Así que luego de la secuencia, optamos por un poco de aire y comodidad en el arriba. Su living con amplios y cómodos sillones y una entrada por la cual se puede ver llegar a los concurrentes. Pasen y vean Sras. y Sres. es la maravillosa noche porteña!

1 comentarios:

Ale dijo...

* Las Puertas de Moria:
En el universo de J. R. R. Tolkien, Moria eran las más grandes minas construidas por los Enanos, también conocidas como Khazad-dûm, la Mina del Enano.
Durante milenios fue un gran centro de comercio enano hasta que los habitantes de la ciudad excavaron demasiado profundo en busca de mithril. Un Balrog se ocultaba en las profundidades de las Montañas Nubladas desde la destrucción de Thangorodrim, miles de años atrás. El Balrog expulsó a los enanos de allí, y desde entonces en Moria solo ha habido oscuridad y grandes poblaciones de trasgos. Estas minas aparecen en la novela El Señor de los Anillos, en donde los protagonistas han de atravesarlas para continuar su arduo camino.